miércoles, 24 de noviembre de 2010

Escapaste hacia y, después,
del egocentrismo de Calvino.
Así, la traidora Venecia pudo entregarte
a la tortura del centrípeto Clemente VIII.
Con tu verdad diste y das la espalda,
inefable exdominico,
al Circo Vaticano y su pomposa Cúpula.
Tu, Giordano Bruno,
de la Europa de los mártires.